En 2022 elegí experimentar una relación de forma muy diferente a lo que había hecho antes. Para empezar, es una relación no monógama, pero también la relación que me enseña día con día nuevas partes de mí, de lo que soy y de lo que no me atrevía a explorar, un amor tan real como confrontativo.

En este proceso de amar en libertad y de soltar el “deber ser” en pareja, me di cuenta que el modelo de relación que yo elegí, le brinca a mucha gente que me ama, le pica los botones porque “yo te conozco”, “nunca imaginé que pudieras tener una relación así”, “amiga, ¿todo bien?”. Y es natural que a mi alrededor se dieran estas reacciones a una relación que se sale del molde del DEBER SER.

¿Cómo debe ser una relación? ¿Quién dicta las reglas? Hoy (oootra vez) me salgo de esa cajita de lo común, de lo normal, de lo que se espera de mí, para amar en libertad y en presencia.