La entrada del blog de esta semana es atípica. Lo es si consideran mi perfil como coach entrenada para apoyar a la gente a cumplir sus resultados. Podrían pensar, incluso, que esta es una postura anti-coach por mostrarme en contra de la productividad, pero si están en este espacio, saben que los resultados sin propósito se cancelan, que la vida es más que lograr y que lo importante es el ser, no el tener.
Por ello es que me atrevo a hablarles hoy de este tema para decirles: paren con los discursos de productividad que castigan su propia expansión y la de la gente que les rodea o les apoya.
El mensaje constante de afuera es: «logra, gana, crea, acumula, ten más y más”. La humanidad está enferma de productividad y de poseer. Jamás estaré en contra de generar resultados, pero lo que hace que colapsemos y vivamos agotados es volcarnos en mente, cuerpo y energía sólo a ello. La vida no se trata de perseguir ni de cazar, se trata de impactar otras vidas a partir de quién eres y lo que puedes aportar.
Luego llegó la pandemia, y lo que fue un evidente stop para el mundo, se convirtió en otro estilo de productividad, la de la competencia por saber quién lo hizo mejor con su tiempo en casa “¿Cuántos libros leíste?” “¿Cuántos cursos tomaste?” “¿Qué nuevo aprendiste?” “Si no hiciste nada en pandemia, ¿entonces qué hiciste?” Somos expertos en carreras para hacer y eso es lo que nos asfixia en el camino de descubrir quiénes somos realmente.
Como entrenadora, a lo largo de este tiempo de pandemia apoyé a muchas empresas y organizaciones durante la transición al home office. Fue un momento de incertidumbre y caos, sobre todo al principio cuando la mayoría desconocía cómo mover a sus equipos de manera efectiva a un modelo que generaba desconfianza por no tener “bajo control” al personal. Esto me dejó ver la preocupación de los líderes por mantener su productividad al mismo nivel que como lo estaría en una oficina. Entiendo el punto; sin embargo, mi papel con ellos no fue dirigir los esfuerzos a hacer más, sino a sostener a su gente y crear un esquema empático y de respeto entre los miembros.
Por supuesto que esta información y manera de accionar no es cómoda para la mayoría de las empresas, mucho menos les gusta, pero quiero decirles que de no haberlo hecho así, los equipos a los que apoyé hoy probablemente no existirían. La gente se cansa. La gente quiere ser escuchada y apoyada. Eso no va a limitar su productividad, al contrario, la alimenta porque los alimenta a ellos y los mantiene leales en el equipo.
La productividad mal encausada es tóxica y aniquila el trabajo en equipo.
¿Qué les quiero decir con esto? Si dirigen un equipo, o para ustedes mismos en su propia vida, la tarea no es llevarse a morirse en la raya para “sacar la chamba” o crear el resultado. Si la gente, o tú, están conectados a su propósito y son conscientes de la importancia de su vida y su trabajo dentro y fuera de la empresa, te aseguro, se van a mover y harán lo que tengan que hacer para que el resultado ocurra. Conéctense a los seres humanos que les acompañan porque no hay nada más importante que el capital humano, ahí vive el valor de una empresa.
En lo personal, dejen de competir por “aprovechar” la pandemia. Este momento de la vida pide pausa y reconexión para saber, incluso, qué es lo que hoy quiere cada uno de sí mismo.
Soy una entrenadora que crea resultados, y me encanta; siempre voy a estar a favor de cumplir metas y materializar objetivos de las personas y dentro de empresas, pero requieren conectarse a la gente, ser líderes cercanos, hacer preguntas humanas e interesarse por sus equipos. Enfocarse en el capital humano, en su corazón y sus deseos es lo que va a crear los resultados que esperan.
¿Cómo cuidan a la gente y cómo se cuidan ustedes?
Marta Ro.