¿Cómo construir tu poder personal?

Llegas a un punto de la vida en el que te sientes desganado, desencajado y ausente de ti mismo. No encuentras motivación alguna porque la sigues buscando afuera; crees que en el exterior están las respuestas y que todo ahí debe alimentarte y hacerte sentir fuerte, poderoso. 

¿Pero sabes qué? La verdad es que pasas mucho tiempo y gastas demasiada energía vaciándote afuera: rogando amor, pidiendo ser visto, tratando de justificarlo todo… porque piensas que la validación externa construye tu poder personal y te hace digno y merecedor de todo y de todos. 

Te voy a decir algo que seguramente te va a incomodar, pero recuerda que las inseguridades crecen justo en lo cómodo, en lo conocido; la transformación sólo ocurre en lugares incómodos, así que este momento es perfecto para decirte que si no te sientes poderoso, si no te sientes suficiente, valiente y capaz de salir de donde estás tiene mucho más qué ver contigo que con el mundo allá afuera. Porque construir tu poder personal es la consecuencia de tu constancia, de tus hábitos, de la práctica diaria y de cumplir tu ‘palabra de honor’.

¿Quieres saber la razón por la que ves mermado tu poder personal? Porque no te has preocupado de darle ritmo a tu vida. Vas todos los días apagando fuegos, resolviendo lo que tienes enfrente, y aunque hasta ahora te ha “funcionado”, te sientes estirado, agotado y sin realmente una dirección clara ¿Y eso qué tiene que ver con el poder personal? Todo.

Míralo así. La constancia en lo pequeño es lo que construye tus hábitos. Tus hábitos construyen tus días. Si sostienes cada día tu práctica entonces eres tu palabra, y cuando cumples tu palabra, te fortaleces desde dentro. Ahí vive el verdadero poder personal: hacer lo que dices que vas a hacer para después verte al espejo y pensar: ‘¡Lo logré!’.

Llegar a los resultados que quieres no depende de la circunstancias, de un golpe de suerte o de la intervención divina, sino de sostener una acción y ser constante hasta, poco a poco, alcanzar tu meta o crear un nuevo hábito. Todo, absolutamente todo lo que nace de tu boca es tu palabra. Cada que dices que harás algo y no lo cumples es un golpe a tu autoestima. Una declaración grande que no se cumple derriba tu autoconfianza, y con ella, cae también tu poder personal. Este crece porque logras poco a poco pequeñas tareas. Se siente como ‘¡Sí, a huevo!’. La gente que crea cosas grandes es su palabra en las cosas chiquitas; es decir, se entrena a hacer lo menos para alcanzar lo más. 

Tu poder personal tiene un segundo elemento, arriesgar. Prometer es un riesgo. No se trata de ser perfecto y castigarte por no cumplir, sino de que arriesgues declarando algo que sueles postergar para que comprendas que tienes más poder de lo que crees en la construcción de tu autoestima. No siempre todo va a salir como esperas, pero la constancia es la que genera resultados. Que llegues o no a la meta no se debe a una casualidad, sino al sostenimiento de una acción. La cabeza te dirá que es difícil, complicado, que “mejor ya no”, pero está en ti aprender a dominarla para fortalecer tu poder personal.

Sé tu palabra de honor: lo que dices que harás, hazlo. Arriesga. Las metas grandes no se consiguen con ‘el paso grande’, sino con la constancia de hacer las cosas chiquitas que son importantes para ti. Por ello, si tú crees que “no pasa nada” por no cumplir tu palabra, estás en un error. Sí pasa, y mucho: tu poder personal se ve disminuido. Fíjate en tus hábitos, mira con atención lo que haces. Cuando no te sabes productivo o con claridad sobre tus días, tu vida se siente como una hoja al viento y eso produce en ti inseguridad, incertidumbre, miedo y desgaste porque no tomas el control de tus siguientes pasos, eso es lo que destruye tu poder personal, no que alguien te haya señalado tus defectos, no el problema en tu trabajo o la relación con tus padres. Te aseguro que si tu centro estuviera lo suficientemente sólido cualquier afrenta del exterior no haría temblar a tu poder personal porque estás bien plantado y sabes el ser humano que eres. Lo tomarías como la vida que pasa, pero tú, seguro de hacia dónde vas. 

Así que deja de culpar a todo y a todos y comienza a ser tu palabra de honor, a ponerle ritmo a tu vida y a ser constante en tus hábitos, sólo así crecerá en ti tu poder para moverte hacia adelante ¿Qué tanto quieres lo que dices que quieres? 

Marta Ro. 

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