Estas son las mamás mártires

Estoy segura que el tema de este ‘MIÉRCOLES DE LA MALA EDUCACIÓN’ les va a encantar porque tenemos, somos o quizás -en algunos casos- nos reconocemos en el síndrome de “la mamá mártir”. Nadie sufre más que una mamá mártir. Es siempre la ‘uno más que tú’, porque si tú crees que tu vida es ruda, la de ella no se compara. Su mensaje es: la indiferencia que le demuestra el mundo, el abandono y el nulo apoyo que recibe. Una mamá mártir hace evidente su sufrimiento todo el tiempo y se indigna por cada acción que no haces, y por las que haces también. Es el típico caso de “nadie me ayuda”, y cuando recibe apoyo, lo rechaza porque el fin es mantener el yugo a partir de la culpa. Es la eterna mamá cansada. 

¿Por qué abundan las mamás mártires? Este es sólo un arquetipo de los muchos perfiles de mamás que delinean con gran astucia personalidades tóxicas en las que varios nos podemos reconocer. La mamá mártir existe como el antecedente de la victimez. Si hoy somos víctimas seguro es porque nos acompañó una mamá mártir. Ojo: no es crítica, es sólo un ejemplo que nos apoye a entender cómo este patrón de manipulación tiene origen, a veces, desde nuestro seno familiar. Hay tantas mamás mártires como formas de hacer sentir culpable a otro por cualquier motivo. Es súper de ‘la mala educación’ el chantaje para mantener sujeto con nosotros a alguien por la razón que sea. Oscilamos en la mamá mártir cuando creemos que alguien “nos debe” algo por el hecho de estar a nuestro lado, lo mismo familia, pareja o amigos; cuando pensamos que es nuestro deber “salvar” a alguien y es “obligación” de la otra persona agradecérnoslo.

El síndrome de la mamá mártir es jugar la carta del dolor y la tristeza para obtener una falsa lealtad ¿Cuántas veces no aplicamos el recurso de la lágrima -así le llamo yo- para lograr lo que deseamos? Pues déjenme decirles que es un típico comportamiento de mamá mártir. 

Nos viciamos en el ciclo de la manipulación porque, como buenos mártires, el punto es perpetuar el sufrimiento, así aprendimos a conseguir resultados. Vamos por la vida repitiéndonos “por qué a mí” que soy tan buena persona y apoyo tanto y no vemos que está en cada uno decidir ser víctima o creador, ¿ahora ven por qué les digo que este complejo de mamá está relacionado con la victimez?

Si eres una mamá mártir o se reconocen en este tipo de conducta, amigos, dense cuenta. Nadie necesita a un mártir en su vida. Restan energía y en lugar de inspirar apego o ganas de apoyar, intimidan y dan flojera. Para dejar de ser una ‘mamá mártir’ es necesario eliminar de su mente el concepto de sacrificio y auto-sufrimiento. Nada nace ni florece de una mente llena de culpa y absurdo dolor. Un mártir hace mucho tiempo que dejó de considerarse virtuoso. Vivir no es sufrir. Seamos asertivos y cuidemos también la salud de nuestras emociones. Nada nos da más libertad que la autonomía afectiva.

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