La palabra de este ‘MARTES DE GLOSARIO’ es “Generosidad”. Me encanta inaugurar la letra ‘G’ con este término porque la generosidad es bella por donde la vean. Cuando piensan en esta palabra les aseguro que lo llevan ‘hacia afuera’; tenemos sobreentendido que la generosidad es dar, entregar y compartir siempre a los demás, y aunque es verdad, hoy quiero hablar de la generosidad personal ¿Qué hay de ti para ti?
Nos han machacado tanto la idea de ser generosos con otros que nos olvidamos de serlo también con nosotros. Últimamente he pensado mucho en cómo todo es circular. Leí hace poco una reflexión de la vida cíclica de los seres humanos y de todo lo que habita la Tierra: las estaciones forman un círculo hasta llegar de nuevo a la Primavera; el Sol y la Luna son redondos y se ponen en círculo; los pájaros construyen sus nidos en círculo, e incluso, el viento se arremolina ¿No les parece increíble caer en cuenta del poder circular? Por eso viene a bien hablar de la generosidad como parte del círculo de la abundancia, pero ésta se presenta desde la generosidad hacia nosotros, pues es de nosotros de donde nace lo que compartimos con el mundo.
Cuando yo cuido de mí, lo que llevo dentro y me forma desde raíz, lo que de a los demás florecerá y el círculo de la abundancia -recibir, agradecer & contribuir- se perpetuará. Recibo lo que doy; agradezco lo que llega y contribuyo lo que soy. Nadie puede ser generoso con alguien más si no lo es consigo mismo, aplica en todos los ámbitos. Un líder no puede dar lo que no tiene, no puede formar a otros desde la carencia personal.
La generosidad también es poner límites. En el afán de dar y dar hemos dejado de lado la asertividad y nuestro poder personal de decir ‘sí’, ‘no’ y ‘hasta aquí’. Respetar el tiempo/espacio personal es un acto generoso hacia nosotros.
Admiro y celebro ver actos generosos de unos a otros, pero nos hace tanta falta ser cuidadosos, amorosos y generosos con nosotros que por eso nos sentimos perdidos o fuera de lugar cuando tenemos que serlo con los demás.
La generosidad en el condicionamiento social señala que “si todos los seres humanos fueran generosos y donaran parte de sus recursos, materiales o abstractos, el mundo sería un lugar mejor”. Yo propongo: ‘si todos los seres humanos fueran generosos consigo mismos descubrirían que pueden compartir lo mejor de sí para hacer del mundo un lugar más amable’.