La semana pasada hablamos acerca de qué es la verdadera intención, que no son las ganas o el deseo intenso de hacer algo o que algo suceda, sino la energía que metemos a todo para ver los resultados que esperamos.
A mayor energía, mayor intención, y por lo tanto, los resultados se muestran grandes, buenos y abundantes; a menor energía, menor intención, por lo que los resultados son mínimos o simplemente escasos.
Si intención es energía en acción, también involucra la parte espiritual. Partiendo de que no estamos solos en este plano y somos un canal para la creación, el Universo, Dios, una fuerza superior o el creador -como decidan llamarle- pide de nosotros poner empeño para ver en nuestra vida lo que deseamos. Para eso existen herramientas espirituales que nos apoyan a intencionar cada momento.
En la entrada de hoy les comparto 5 que yo practico y que pueden comenzar a sumar a su rutina diaria, una a la vez, hasta que se vean cumpliendo todas. La energía que inyectan a todo en su vida no viene sólo de ustedes, hay algo más grande que nos lleva de la mano para que sucedan, se manifiesten y existan los resultados que anhelamos ver.
- Hagan todo lo que esté en sus manos, y luego, suelten lo hecho al Universo. Muévanse, muévanse fuerte, con ganas; resuelvan, jueguen con las piezas y agoten las posibilidades. Cuando su parte esté hecha, confíen el resto al Universo -o a lo que crean- y tengan por seguro que la co-creación les dará los frutos que esperan. Nada sucede si ustedes “lo resuelven todo”. Allá arriba les piden soltar, confiar y fluir para avanzar.
- Los mantras. Puede que sea la primera vez que los practiquen, o nunca los hayan escuchado, pero los mantras son una herramienta poderosísima para limpiar la mente del ruido de los pensamientos; además, elevan nuestra vibración para abrir los canales de lo que deseemos crear. Hay para distintos ámbitos: amor, paz, conexión, etc. Son grandes aliados para permitirnos vivir el momento presente. Cualquier actividad que nos traiga de vuelta aquí y ahora -como meditar o mindfulness- nos permite construir hacia adelante, hacia nuestros objetivos porque nos mantiene enfocados en el proceso y no divagando afuera.
- Volteen a ver sus pies. Cuando se sientan perdidos, volteen a ver sus pies. Estos nos recuerdan que no estamos en el pasado ni en el futuro, sino aquí, en el presente. Estar con todos los sentidos y toda la intención en el presente nos lleva a nuestro máximo estado de creación; la mente y el espíritu se alinean para co-crear con algo más grande y nada nos distrae de lo que queremos construir.
- Cuidar el cuerpo. Así como es importante cultivar el espíritu, también lo es hacerlo con el cuerpo. Es la interfaz de nuestra alma en este plano; nos lleva, nos mueve y nos conecta en esta dimensión. Algo que quizá desconocían es que la energía de creación no puede vivir en un cuerpo sucio o desequilibrado; por ello, es necesario poner atención a todo lo que dejamos entrar a nosotros: los alimentos, los vicios, los hábitos, lo que vemos y escuchamos. Todo nutre o afecta el cuerpo, y por lo tanto, define la energía que vive en cada uno de nosotros. Cuando nos cuidamos, la energía está limpia y clara para co-crear con algo más grande. Un cuerpo desequilibrado atora el flujo natural de las cosas.
- Agradecer y recibir. La práctica del agradecimiento no es nueva; es más, diría que está ‘de moda’, pero es un hecho que agradecer absolutamente todo, lo que tenemos, y lo que no tenemos también, abre las puertas de la abundancia y de la intención a nuestros deseos. Agradecer incluso antes de tener es un voto de confianza al Universo. Lo que sí no está de moda es recibir. Nos cuesta simplemente aceptar que la vida y otros seres humanos hacen por nosotros, porque sí hacen, sé que hay gente cerca de ustedes que les da una mano siempre que lo necesitan; recibir es tan importante como agradecer. Si no recibimos de corazón, ¿cómo sabremos que no es el Universo dándonos a través de alguien más?
Espero que estas herramientas les sean de gran apoyo en su camino de intención. Háganlas con fe y confianza de que todo hecho está, hecho está.
Marta Ro.