De toda la vida hemos creído -porque así nos enseñaron- que la intención es un “lindo deseo”, un acto de voluntad para hacer algo o una actitud con la que se piensa o se propone actuar. Estas definiciones funcionan en el transcurrir normal de la vida, pero si estás en este espacio y, sobre todo, comprometido a ver el mundo desde otro lugar, quiero decirte que la intención es en realidad una fórmula sencilla pero poderosa:
Intención es igual a pura energía en acción.
En otras palabras, la intención no es un deseo, propósito o un fin; al contrario, es accionable y tiene que ver con qué energía decides imprimir a cada momento de tu vida. Por lo tanto, tú puedes elegir cómo entrar a lo que vives a partir de la intención que pones a todos los días.
Cada ser humano tiene el poder de intencionar sus días, incluso sus horas o ratos. Pregúntate qué energía das a tu profesión, a tus relaciones, a tu casa, a tus amistades o a tu familia. Los resultados que ves en todas las áreas son la consecuencia de cuánto has puesto en ellas, esa es tu verdadera intención. No lo que quieres hacer, sino lo que realmente haces.
No es lo mismo pensar en “lo que te gustaría” que ver realmente cómo te mueves dentro de tu propia vida. Tu mente puede creer mucho, pero tu energía en movimiento es la que lo crea. Además de ser ese impulso vital que te obliga a romper esquemas dentro y fuera de ti, la intención es una motivación natural intrínseca para la creación. Viene desde el interior y marca la pauta para los pasos que debes dar y te llevarán a conseguir tus objetivos.
Ahora que ya sabes realmente qué es la intención, aduéñate de tu poder y colócalo en las áreas o momentos de tu vida que necesites accionar para ver otros resultados. No olvides que sólo tú puedes elegir la intención de tu propia vida.
La vida ‘no te pasa’, está a tu favor. Pero pide que actúes con intención para verla florecer.
Marta Ro.