¿Te la pasas en el papel de víctima?

Sé que el tema de este ‘MEXA MONDAY’ le va a hacer mucho ruido a varios, ¿y saben qué? Me encanta porque el objetivo de estas publicaciones es justo ese, sacudirnos de patrones y prejuicios muy mexas que limitan o condicionan nuestro verdadero poder como seres humanos. Así que vamos a comenzar esta nueva etapa de MartaRo con el papel favorito de muchos, el de víctima. Creo sinceramente que los dos grandes males que aquejan a México son la victimez y la falta de valía ¿Cómo reconocer a una víctima? “La vida no es justa”. No. Bienvenid@ a la vida. “¿Pero por qué siempre a mí?” Te aseguro que no eres la única persona que la pasa mal. “Es que él/ella la tuvo fácil, por eso sí pudo”. Deja de quejarte por lo que no tienes y trabaja con lo que es tuyo. En todos los ejemplos hay constantes: la queja y el sufrimiento, y créanme, así se delata una víctima. La tierra fértil de la víctima es la circunstancia ‘que le tocó’; su motivo, llamar la atención, o el peor, no moverse de lugar para vivir cómod@ por siempre en su ‘mala suerte’; su alimento es la comparativa mediocre con los demás, tod@s tienen y son más que ella. La víctima usa su “dolor” para manipular al resto y culpar al mundo de sus problemas. La víctima nunca deja de serlo por una razón, pesa más quedarse en el pudo ser que el sí se puede.

¿Les digo algo? La vida no le debe nada a nadie. Dejemos de creer que merecemos todo por existir. Si estás leyendo esto y crees que nunca has actuado como víctima, te tengo noticias: cuando te quejas de tu país, de los gobernantes, de tu jefe, del sistema, de tus papás, de si no tienes dinero, etc, eso también es actuar como víctima. Yo las llamo ‘las víctimas contemporáneas’ a las que las distingue el factor “todo mal”. Todo está mal afuera, ¿pero qué estás haciendo tú para tomar responsabilidad de ello y cambiar tu realidad? Ser víctima, en cualquier circunstancia, es mega chafa, amigos. Dan flojera y hartan. Esa es la razón por la que el mundo nos ve como nos ve y nos trata como nos trata. Decían en mi familia: “el que poco pide nada merece”, y es verdad. Pedir mucho no tiene que ver con que ahora le exijas a la vida posesiones materiales, tiene que ver con pedir lo que tú estás dispuesto a dar para gozar de una mejor realidad que la tienes. Mientras sigas viviendo una vida chica, coja e insoluta, eso es lo que la vida tendrá para ti. No le pidas a la vida compasión cuando hay quien sí está afuera creando algo, lo que sea, para transformar el mundo. 

Dejar de ser víctima empieza desde lo que dices. Cancelemos el “no es justo”, “me toca”, “¿Por qué no tengo eso?”, etc. Bye. Eso sólo alimenta las creencias de lo que la vida ‘debería ser’ con cada uno, y ustedes y yo estamos aquí para crear nuestra vida -la vida que decidamos y que sí merecemos- pero nuestra. Todo está en quejarse menos y moverse más; el mundo no espera a nadie. La oportunidad que tienen los que ‘sí lo logran’ es la misa que tú tienes. Go big or go home!

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