Hoy te cuento de dos conceptos que pueden darle un giro completo a tu vida cuando los descubres y te descubres en ellos ¿Eres víctima o responsable?
Tu mente quizá te lleva en automático a contestar ‘responsable’, ¿pero qué tanto es cierto? Mira los momentos de tu vida y las palabras que utilizas para referirte a ellos: ‘todo me sale mal’, ‘la vida no me da tregua’, ‘todo me pasa’, ‘¿Por qué a mí?’, ‘soy buena persona pero todo está en mi contra’, etc. Si más de una vez te escuchas en voz y en el oído de tu mente diciendo esto, eres una víctima.
Hacerte la víctima de todo -y de todos- es la salida fácil. Lo haces para recibir afecto, atención o ejercer algún tipo de manipulación; ser o hacerte responsable de cada evento de tu vida es el verdadero reto. No es sencillo, tampoco se siente cómodo, pero te dará muchas más respuestas que preguntas, y sobre todo, “libera» al mundo de cometer afrentas en tu contra. Hacerte responsable es recobrar tu poder sobre cualquier situación: no hay nada que esté fuera de ti y eres capaz de tomar las riendas de tu propio camino.
Mientras más víctima seas, más ‘tragedia’ generarás en tu vida. Si sigues culpando al destino, a Dios, a tu familia, a tu trabajo o a algún tercero de tus “desgracias”, sólo crearás -y atraerás- más de lo mismo.
El evento, cualquiera que sea o estés atravesando, siempre, pero siempre, es NEUTRO. Tú puedes elegir cómo abordarlo: en modo víctima o en modo responsable; la decisión es personal, momento a momento. El súper poder del ser humano es uno, se llama: ELECCIÓN.
¿Cómo reconocer o reconocerte como víctima o responsable? Identifica las señales:
VÍCTIMA
- Todo es más grande que la persona.
- Las circunstancias la limitan.
- Su actitud es pesimista.
- Su energía es baja.
- Destruye, cancela o niega su poder personal.
RESPONSABLE
- La persona se sabe más grande que todo.
- Los obstáculos le emocionan.
- Evade la queja y la culpa.
- Sabe que es creadora de su realidad.
- Abraza que es causa, no consecuencia.
- Su actitud es optimista.
- Su energía es alta.
- Activa, alimenta y crece su poder personal.
Nadie se movió pensando en modo víctima; nada poderoso nace desde ese lugar. Entrénate a desarrollar tu “máximo pensar”, robustece tu manera de ver el mundo y lo que creas para tu vida. La queja sólo te hace ver chiquito.
PD. Si yo tuviera una varita mágica, sólo la utilizaría para un propósito: desaparecer el victimismo de nuestro país.
Marta Ro.