Deja de dar consejos

Te invito a ser un amigo neutro. 

¿Cómo? ¿Qué es eso, Marta? ¿No nada más se es un amigo y ya? Sin ir más lejos, pareciera que el sinónimo de amigo es consejero. Entre todas las virtudes de la amistad, aconsejar no es una, amigos. Les cuento por qué. 

En primer lugar es una muy mala práctica decirle a una persona qué hacer, pero es peor darte la licencia porque hay una amistad de por medio. Sé que pensarás que nunca es de mala fe o con el fin de causarle alguna repercusión a tu amigo en cuestión, pero sí te quiero decir que tu opinión es en realidad una postura y un filtro robusto de cómo ves el mundo. Cuando tú compartes esa postura con el otro, dejas ver tu mundo interno y filtras lo que para ti es correcto o no, bueno o no, acorde a la norma o no, etc. De esta manera, el ‘consejo’ que das ya va cargado de juicio, de moral, de buenas o malas prácticas, de maneras de ser y mucho más; entonces se ensucia el espacio y el compartir de la otra persona que ve en ti un apoyo. Deja de dar consejos como verdades. Tú sólo puedes ver con tus propios lentes con los que miras el mundo.

Un amigo neutro es lo más parecido a un coach. De verdad. Él sabe que su papel es hacer más preguntas de lo que habla porque importa más apoyar al otro a llegar a su propia respuesta, y mientras eso ocurre, ser su escucha, su sostén y su lugar seguro y amoroso.

Me encantaría que viviéramos más amistades neutras sin juicios de valor ni posturas inquebrantables; sin señalamientos ni críticas. Con más guía y absoluta aceptación.

Tú única tarea como un amigo neutro es escuchar, hacer preguntas que apoyen a la otra persona a hacerse cargo de sí mismo y amar. No quieres convertirlo a tu manera de ser o de pensar: quieres que se responsabilice de sus decisiones.  

Por sobre todo, cuida que tus amistades estén seguras de que -sin importar lo que elijan- las amas y pueden confiar en ti.

We’re all just walking each other home.

– Ram Dass

Marta RO.