¿Eres jefe o eres líder?

¿Quieres ser un líder pero te dijeron que un jefe es quien ostenta el primer eslabón del poder para llegar a serlo? 

 ¿Crees que un jefe y un líder son lo mismo? ¿Una persona puede ser jefe pero no líder? 

 ¿Cómo es que has conseguido ser jefe pero no has logrado ser un líder? 

 Te cuento las diferencias:

Un jefe es

– La cabeza de una estructura vertical o en pirámide.

– Manda, ordena y hace que su voz pese por encima de los demás.

– Cree en el ‘trabajo en equipo’, pero no en el equipo mismo.

– Delega porque cree que eso es distribuir el trabajo.

– Oye pero pocas veces escucha a su equipo.

– Se hace lo que dice ‘porque es el jefe’.

– No le gusta el feedback.

– No le gusta la confrontación ni el cuestionamiento.

– Muchas veces ejerce su poder de forma coercitiva.

– Cree que la única manera de mostrarse poderoso es a través del rigor, la prepotencia, el abuso o la implantación de miedo.

 Un líder es

– Un miembro de una estructura horizontal en la que todos participan de manera activa.

– Su voz y decisión está al mismo nivel que la del resto de los miembros del equipo.

– Cree en el trabajo en equipo, pero antes, en el equipo mismo.

– Sabe que el trabajo en equipo no es delegar, sino dar a cada uno las actividades según sus talentos.

– Reconoce que necesita de los talentos de los demás para cumplir sus objetivos.

– Escucha a su equipo y lo retroalimenta.

– No hay imposición en sus decisiones, hay apertura a una mejora.

– Pide y escucha el feedback.

– Sabe cuándo es momento de confrontar y de hacer preguntas.

– Pide la participación de todos para llegar a soluciones efectivas.

– Cree en los seres humanos que integran su equipo y sabe que, como él, tienen derecho a caerse y a experimentar sus emociones en libertad sin que estas interfieran en el cumplimiento de los objetivos.

Esto no significa que el jefe es ‘el malo’ y el líder ‘el bueno’. Sin embargo, te invito a notar dónde estás parado ahora y hacia dónde quieres ir. 

¿Por qué no tenemos líderes del tamaño de Martin Luther King o similares? Alguien que se enrolle en la bandera y de, literal, su vida por México ¿Qué pasaba antes que ahora no para que alguien tomara la decisión de ser un líder real con todo lo que implica serlo? 

Seguro mencionarán nombres del cine y el entretenimiento y, sin duda, ellos han conseguido grandes estrellas para nuestro país; pero me refiero más a un cuasi libertador, a un hombre o una mujer que mueva masas y genere un movimiento. No niego la existencia de líderes mexicanos en pro de derechos humanos; ambientalistas, defensoras de mujeres, empresarios, políticos, escritores, etc. Todos ellos hacen una gran labor por México. Pero quiero indagar en los líderes que se sienten cerca de nosotros, de la gente; en aquellos que son transformadores porque su poder de convocatoria es tan grande como su causa. 

¿Qué nos detiene o nos hace falta para ser un líder? ¿La hueva, la apatía o la indiferencia? No dudo ni por un instante que en los movimientos recientes de los que hemos sido testigos exista un o una líder, o varios; el gran reto es superar la flojera, la intervención sólo en lo local y el ‘mientras a mí no me afecte, no pasa nada’, porque eso sí, muchos se hacen notar hasta que toca trabajar, pararse por la suya y sacar la cara, la frente y el pecho por lo que defienden, eso es lo que hace un/una verdadero líder. 

 ¿Cómo un líder grande llega a serlo? No, no es porque posea un perfil particular o características especiales. Lo único que iguala a todos los auténticos líderes es que ninguno es víctima de su historia ni de su realidad; al contrario, las utilizan como motor, nunca como excusa para no hacer nada. Muchas veces vemos a esos hombres y mujeres arrojados como inalcanzables o no en el mismo lugar que nosotros, pero en realidad lo que nos separa de ellos son sus pasos, su valentía, y su acción. 

Ellos sólo decidieron dar el paso que tú aún no te atreves pero que sí puedes. Cada uno de nosotros tiene el derecho, y la obligación, de creer que puedes ser uno de ellos. Porque, ¿saben algo? Que haya gente allá afuera haciendo lo que otros no se atreven es lo que sostiene a nuestro país. 

Sí, sí puedes ser un/una líder. Comienza por ser uno con tu causa y preguntarte para qué quieres cambiar, mover o iniciar un movimiento. 

Convertirte en un líder es un ejercicio de mejora continua sobre el ser humano que eres, pues descubrir qué te mueve te dará claridad sobre qué mover en los demás. 

Pregúntate si tu propósito es más grande que una ambición; si eso por lo que te levantas todos los días es motivo para levantar a otros a seguir contigo. 

Mira cómo eres, cómo hablas, qué dice tu equipo de ti, qué dice tu vida de ti, hasta qué dicen tus cuentas de ti. Todo de ti es un mensaje ¿Te llaman jefe o te miran líder? 

Marta Ro

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Un comentario

  1. Me gustó mucho, me pone a reflexionar, ya que todos podemos ser líderes, si así lo queremos, desde nuestra trinchera, ya sea como emprendedor o godín, ya sea dentro o fuera de un partido político, siendo íntegros y congruentes con lo que pensamos, decimos y hacemos. Formando verdaderos equipos de trabajo, reconocer el valor de cada integrante del equipo.

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