Empecemos desde el principio. Energéticamente hablando, un NO significa una puerta que se abre o se cierra según el poder que le damos a esta palabra. Generalmente asociamos el NO a lo negativo, a la cancelación, al desacuerdo, al cierre, etc. Sin embargo, es nuestra visión limitada del NO la que nos mete en problemas cuando no sabemos utilizarlo en positivo, para establecer límites o para practicar la claridad u honestidad con lo que realmente nos importa.
Quise empezar con esta distinción porque existe una creencia generalizada, más en un contexto cultural como el nuestro, sobre que decir NO es grosero, es descortés, es poco amable y hasta ofensivo. Tiene mucho qué ver con la formación de nuestra sociedad en la que el respeto a las figuras jerárquicas y la obediencia se sobrevaloran. Pero no nos damos cuenta de cómo no saber decir NO impide mejorar nuestras conversaciones como comunidad y como país.
Por ejemplo ¿Cuántas veces han dicho “sí voy a la fiesta/comida/evento” y no van porque en realidad querían decir NO? ¿Cuántas veces han dicho, o vivido, casos en los que quedan de hacer o entregar algo tal fecha y no ocurre por no saber decir “NO puedo. NO llego. NO lo logro”?
Pareciera que no es importante, que “no pasa nada”, pero sí pasa. Es un punto menos a la confianza que generan en los demás. La gente sabe en quién sí y en quién no puede confiar por una sola característica: lo que dice. Si son una persona que constantemente falla a su palabra, difícilmente otros confiarán en lo que dicen y mucho menos en lo que hacen. Confiamos en la gente cuando hablan claro, cuando dicen un SÍ seguro y un NO a tiempo.
Como sociedad, no tener los huevos de decir NO merma la confianza en el espacio y por ello es que no sabemos hacer equipo.
La confianza está fracturada por un montón de sí´s falsos.
Pero de mayor a menor, la falta de confianza permea también en el ámbito personal. No sabemos decir NO afuera y no sabemos decir NO en nuestros espacios: eso es apagar el fuego que vive dentro de cada uno. El NO existe para establecer límites, para cuidarnos, cuidar nuestra energía y nuestros resultados.
Merecemos los NO´s. Todo en la vida es un balance, ni SÍ a todo ni demasiados NO.
Un NO al mundo es un SÍ para la propia vida.
Decir claro: ‘no quiero’, ‘no me gusta’, ‘no me hace sentir bien’, ‘no es lo que espero’, etc. son puros sí´s a nuestra propia vida. Damos un mensaje claro al Universo y a los demás que sabemos muy bien lo que buscamos y no hay espacio para medias tintas.
Cuando decimos NO abrimos un lugar a un SÍ personal, a un sueño o posibilidad.
Un NO nos da un voto a construir lo que queremos. Decir sí afuera todo el rato es “resolver” el mundo de todos menos el propio. Ahora sí que primero la paz y al carajo lo demás.
¿Cuántos NO´s han marcado los SÍ´s de su vida?
Marta RO.